Datos básicos
Clasificación: Patrimonio cultural
Clase: Patrimonio civil
Tipo: Cascos históricos
Comunidad autónoma: Principado de Asturias
Provincia: Asturias
Municipio: Gijón
Parroquia: Xixón
Entidad: Gijón
Comarca: Comarca de Gijón
Zona: Centro de Asturias
Situación: Costa de Asturias
Código postal: 33201
Cómo llegar: Conjunto Histórico Barrio de Cimadevilla
Dirección digital: 8CMPG8WP+JQ
Conjunto Histórico Barrio de Cimadevilla
Fotografía: Las fotos que mostramos de Conjunto Histórico Barrio de Cimadevilla han sido realizadas por EuroWeb Media, SL y tienen toda nuestra garantía.
Descripción:
Interesante conjunto recogido en el Inventario de Patrimonio Arquitectónico de Asturias.
La ciudad de Gijón, «capital de la Costa Verde», está asentada al borde del mar Cantábrico, en un entrante que se extiende desde La Providencia al cabo Torres, del que sobresale en el centro el cerro de Santa Catalina, a cuyos pies se sitúa el Barrio Viejo de Cimadevilla, el núcleo originario de la actual y moderna urbe gijonesa, la ciudad histórica («civitas Gigia»), que comenzó a desarrollarse a fines del siglo I d. de C., protegida por una muralla, construida entre los siglos III y IV d. de C., que rodeaba la ciudad romana y tenía un trazado irregular adaptado al terreno; en la actualidad pueden verse restos de esta cimentación. Ha sido declarado Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico el 20 de febrero de 1975 (BOE 21 de marzo de 1975).
Las calles de Cimadevilla muestran la evolución de los romanos hasta la época actual y son muchas las manifestaciones de arquitectura popular asturiana que aún se conservan.
«Cimalavilla», antiguo barrio de pescadores, marisqueras y cigarreras, aún conserva el encanto de la gente sencilla que con sus quehaceres diarios alegra las pequeñas calles y callejas que recorren serpenteantes este pequeño cerro.
Delimitación
El Barrio Viejo gijonés puede definirse por el contorno de la costa desde el término de la playa de San Lorenzo con todo el cerro de Santa Catalina, en sus estribaciones hasta el muelle del puerto local, siguiendo la calle de Claudio Alvargonzález, plaza del Marqués de San Esteban y el inicio del muelle de Oriente, quebrando allí la línea para ir por la calle Melquíades Álvarez y Ventura Álvarez Sala, siguiendo por la última parte de la calle Cabrales con todo el Campo de Valdés, hasta llegar otra vez a los acantilados de la costa, incluyendo el Club Náutico. Dentro de este perímetro se comprende el barrio de Cimadevilla y la capilla de la Soledad (sede de la Cofradía de Pescadores).
Asomándose al mar
Desde la plaza del Marqués, Pelayo desde su pedestal observa cómo el viajero dirige sus pasos buscando el Cantábrico. Entre mástiles, velas y aromas de pescados recién cocinados, vencida la tentación de detenerse, alcanza la visión de un mar de posibilidades.
Junto al «Nordeste», la escultura de Vaquero Turcios, tras subir una angosta escalera, sobre cientos de losetas y pequeños adoquines, descubre el cerro de Santa Catalina, antiguo fortín hoy convertido en espacio verde.
En su cima se alza el monumental «Elogio del Horizonte». A sus pies, asomándose al Cantábrico, sintiendo su fuerza, el viajero observa cómo las montañas se prolongan hasta fundirse con el mar, configurando una visión que no olvidará fácilmente. Es imposible seguir. Hay que detenerse y dejarse inundar por las mil y una sensaciones que el viento y el entorno provocan. Desde lo alto, las gaviotas, integrantes del paisaje, siguen sus pasos, mientras desciende entre farolas y murallas recrecidas, observando cómo la playa y el Cantábrico se unen en un abrazo eterno.
Su pasado romano
Cimadevilla conserva importantes restos arqueológicos de la época romana. En el Campo Valdés, a la orilla misma del Cantábrico, bajo las huellas de la antigua muralla, a los pies de Augusto, puede contemplarse un conjunto termal construido en los siglos I y II d. de C. En estas instalaciones, todo está dispuesto para ayudar al visitante a comprender aspectos cotidianos de una ciudad cabecera de la Ruta de la Plata.
Abandonando el recinto, pueden sentirse los pasos de los centuriones vigilando la muralla. Siguiéndolos, se llega a la plaza de Jovellanos, donde ésta, adquiriendo volumen, se convierte en protagonista del entorno, conjugando restos históricos con materiales contemporáneos. Al fondo, sobresaliendo entre caserones, observa la Torre del Reloj, ubicada junto a la vieja entrada al barrio. En su interior, el viajero comienza su viaje de regreso al presente. En un recorrido ascendente contempla la evolución de la ciudad desde los primeros asentamientos en la Campa de Torres hasta nuestros días, para finalizar en el mirador con una visión inédita: la Campa, la ciudad y sus rincones, el mar, casi se pueden tocar mientras en el aire resuena un lejano murmullo de hombres cargando oro en las naves del César.
Sus contrastes...
Antiguas edificaciones barrocas se combinan con modernas construcciones, produciendo formas y espacios dispuestos para el disfrute de vecinos y visitantes e imprimiendo al barrio un carácter cordial y entrañable, mezcla de un pasado de mujeres tejiendo redes y hombres rulando pescado y un presente de comercio, ocio y cultura.
Las capillas de los Remedios y la Soledad, distanciadas por estrechas callejuelas pobladas de artesanos, mantienen su originaria función mientras diferentes usos dan nueva vida a los viejos palacios. Así, el palacio de Valdés, construido en la primera mitad del s. XVII, o el de los Jove Hevia, que sigue las pautas del primero, son hoy centros de enseñanza, siendo el arte protagonista de la vida en la Casa Natal de Jovellanos, en el palacio de los Jove o en el Revillagigedo. La Fábrica de Tabacos, antiguo convento de las Agustinas, constata el carácter obrero de los vecinos y refleja las ideas de la Ilustración, cuya principal figura, Jovellanos, es hijo de Cimadevilla. Su casa natal y el caserón del primitivo Instituto de Náutica y Mineralogía, por él fundado, conforman uno de esos puntos de encuentro donde se siente al calor del barrio y sus gentes.
Un rincón de contrastes, de piedra y hormigón, de pueblo y ciudad moderna, de vocación marinera y tradición artesanal.
Comer, beber
El barrio ofrece mil y una sugerencias. Al final del Puerto Deportivo, en la Cuesta del Cholo, en la plaza de Jovellanos, en el entorno de la Torre del Reloj, o quizás en la plaza del Marqués, a la sombra de Pelayo, pueden saborearse los más variados frutos del Cantábrico regados por unos culines de sidra escanciada.
El tránsito desde la Cuesta hasta los dominios del bravo guerrero está salpicado de distintos establecimientos donde degustar la cocina asturiana o tomarse unos tragos a la caída del sol.
Copas
La noche nos invita a tomar una copa en los establecimientos que pueblan el barrio. En la calle Rosario, Las Cruces o en la plaza de la Corrada, los jóvenes se convierten en protagonistas. La riqueza de las calles se achica ante miles de personas de toda clase y condición que inundan calles como Óscar Olavarría, Castro Romano o Vicaría.
Compras
El barrio entero es una tentación para el viajero. En sus calles ha ido asentándose una importante comunidad artesana que ha contribuido a enriquecer la vida del barrio, atrayendo hacia él a los amantes de lo bien hecho. Desde la plaza de Jovellanos hasta la subida al cerro, se encuentra con diversos talleres, donde el trabajo de la plata y el azabache comparten espacios con el diseño de moda, la artesanía del cuero o la talla de madera.
Sus fiestas populares
La idiosincrasia del barrio y de sus gentes, cordial, afable y entrañable, siempre patente, es, si cabe, todavía más visible en sus fiestas populares.
Fiesta de la Soledad y de los Remedios: se celebran el primer y segundo domingo de septiembre, combinando actos religiosos, con procesión por las calles del barrio, con celebraciones populares.
Estas fiestas se complementan con el Entierro de la Sardina o la llegada de los Reyes Magos, que tienen el Puerto Deportivo como escenario.
Mientras, la plaza Mayor, símbolo de la pluralidad de los gijoneses, se convierte en marco de contrastes, actuando como escenario de los más variados festivales y espectáculos durante todo el verano, entre los que destacan la Fiesta de la Sidra o el Festival Folclórico Internacional.
En las cálidas noches de agosto, la ladera este del cerro se ofrece como sugerente atalaya para presenciar el inolvidable espectáculo de la noche de los fuegos.
Actividades deportivas
El puerto principal, principal escenario deportivo, punto de llegada de múltiples regatas nacionales e internacionales, es, además, sede permanente de dos centros de formación para la práctica de vela y el piragüismo y lugar de amarre de gran número de embarcaciones durante todo el año. Durante el verano es punto de partida de distintos recorridos turísticos marítimos.
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M88I04M 90BYJ15 3872FNU 2I1YC9Y
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